Revueltas por el fin de la esclavitud
E.BORREGO
A partir de 1783, año en el que Estados Unidos consiguió la independencia, el número de esclavos negros liberados aumentó. Aún así, la mano de obra empleada en las plantaciones, era todavía la de esclavos. De ahí que durante la primera mitad del siglo XIX se produjeran cruentas rebeliones en Virginia, que fueron brutalmente reprimidas por las autoridades y los dueños de las fincas.
De entre las revoluciones más importantes destaca la extremadamente sangrienta encabezada por Nat Turner en 1831, en Virginia. Y es que ninguna otra revuelta de esclavos causó un daño tan grande a la comunidad de propietarios de esclavos de los Estados Unidos como la liderada por este hombre, dominado por un exacerbado fervor religioso, y que finalizó con la matanza de 55 personas blancas mientras dormían. Su carisma favoreció que un numeroso grupo de esclavos le siguiera y que, aun después de su muerte, fuera considerado como un héroe por muchos afroamericanos.
La figura de John Brown también destacó por su defensa de la fuerza armada para apoyar los levantamientos de esclavos. Así, el 19 de octubre de 1859 encabezó el asalto al arsenal de armas de Harper’s Ferry. Rápidamente todo el grupo se apoderó del armamento con el fin de entregárselo a los esclavos y hacer que lo emplearan para enfrentarse a sus propietarios, y lograran la tan ansiada libertad.
No obstante, el movimiento abolicionista abogó, no solo por el uso de la violencia, sino también por emplear el Derecho para erradicar la esclavitud. De entre los líderes más influyentes destacó la figura de William Lloyd Garrison, editor del periódico “The Liberator”, quien utilizó su diario para propagar sus ideas abolicionistas. Declaró que la esclavitud era pecado y exigió a los amos que se arrepintieran e iniciaran un proceso de emancipación. Su actitud hizo que incluso se llegase a proponer una recompensa económica a aquel que lo encontrara, para finalmente entregarlo para ser ejecutado. Resaltan también el antiguo esclavo Frederick Douglass, como el orador antiesclavista más importante de todos los Estados Unidos; y Harriet Tubman, quien como “conductor” del conocido como Ferrocarril Subterráneo, una red clandestina que unía el sur de los Estados Unidos con Canadá, ayudó a un total de 350 esclavos a escapar de su destino y huir hacia Canadá y los estados libres del norte.
A partir de 1783, año en el que Estados Unidos consiguió la independencia, el número de esclavos negros liberados aumentó. Aún así, la mano de obra empleada en las plantaciones, era todavía la de esclavos. De ahí que durante la primera mitad del siglo XIX se produjeran cruentas rebeliones en Virginia, que fueron brutalmente reprimidas por las autoridades y los dueños de las fincas.
De entre las revoluciones más importantes destaca la extremadamente sangrienta encabezada por Nat Turner en 1831, en Virginia. Y es que ninguna otra revuelta de esclavos causó un daño tan grande a la comunidad de propietarios de esclavos de los Estados Unidos como la liderada por este hombre, dominado por un exacerbado fervor religioso, y que finalizó con la matanza de 55 personas blancas mientras dormían. Su carisma favoreció que un numeroso grupo de esclavos le siguiera y que, aun después de su muerte, fuera considerado como un héroe por muchos afroamericanos.
La figura de John Brown también destacó por su defensa de la fuerza armada para apoyar los levantamientos de esclavos. Así, el 19 de octubre de 1859 encabezó el asalto al arsenal de armas de Harper’s Ferry. Rápidamente todo el grupo se apoderó del armamento con el fin de entregárselo a los esclavos y hacer que lo emplearan para enfrentarse a sus propietarios, y lograran la tan ansiada libertad.
No obstante, el movimiento abolicionista abogó, no solo por el uso de la violencia, sino también por emplear el Derecho para erradicar la esclavitud. De entre los líderes más influyentes destacó la figura de William Lloyd Garrison, editor del periódico “The Liberator”, quien utilizó su diario para propagar sus ideas abolicionistas. Declaró que la esclavitud era pecado y exigió a los amos que se arrepintieran e iniciaran un proceso de emancipación. Su actitud hizo que incluso se llegase a proponer una recompensa económica a aquel que lo encontrara, para finalmente entregarlo para ser ejecutado. Resaltan también el antiguo esclavo Frederick Douglass, como el orador antiesclavista más importante de todos los Estados Unidos; y Harriet Tubman, quien como “conductor” del conocido como Ferrocarril Subterráneo, una red clandestina que unía el sur de los Estados Unidos con Canadá, ayudó a un total de 350 esclavos a escapar de su destino y huir hacia Canadá y los estados libres del norte.